jueves, 24 de enero de 2008

Más allá de laberintos y frustraciones.

El arte es útil mientras no sea una sonrisa disimulada para acompañar una crítica.
Como esas personas que se quejan o dicen algo en lo que no concuerdan con uno pero, para que no suene tan duro, tan real, sonríen intentando quitarle la seriedad al mensaje que están expresando. Aunque igualmente lo estén diciendo, aunque el mensaje esta ahí.
Una obra de arte que intenta criticar ciertos aspectos de la sociedad, del mundo, de lo que sea, no debe, al menos creo yo, perderse en la estética, ya que de esta forma esquivará aún sin quererlo la seriedad de la critica.
Es extraordinario encontrar los mensajes en una obra de arte, el creer o haber entendido al artista y sintonizarse en algún aspecto con él. Cuando esto pasa de esta manera uno hasta cree estar seguro de haber pensado lo mismo que el, sea o no así. Eso es lo maravilloso de un trabajo artístico, el expresar con representaciones ideas claras y compartir con otro un pensamiento, una idea, un sentimiento, intentando calcar en el corazón del otro lo que se siente.
Pero que pasa cuando un artista crea un laberinto casi imposible de descifrar?
El espectador, refiriéndome a uno no especializado, queda confundido y desea llegar al meollo del asunto ya que lo siente como un reto. Muchas veces sucede que el espectador se pierde en este deseo por lo que aunque termina por entender la obra lo poco que puede sacar en limpio y positivo es el esfuerzo intelectual que necesitó para entender o siquiera eso. Cuando el espectador comienza a sentirse frustrado en este laberinto lo abandona y hasta puede llegar a luego intentar ignorarlo para no sentirse nuevamente frustrado. Igualmente de aquí puede salir algo positivo, que el espectador comente su frustración con la obra y le sea explicada o se cree un debate constructivo, eso siempre es bueno. Pero que pasa con los otros, con quienes abandonan el laberinto? Nada realmente, solo que el autor perdió alcance (reach), perdió otro receptor del mensaje, una persona menos a quien llegar.
El artista también puede no querer llegar a todos, o no a todos por igual. Eso será decisión suya, pero que gana uno con esto? Ser elitista? Solo llegar a los intelectuales e intelectualoides? Buscar cómplices y pasar por alto a los despistados? Todo será obviamente decisión suya, pero porque no compartir un don con la mayor cantidad posible de gente si en varias oportunidades el artista termina llegando aún a quienes no creía que pudiese llegar. El mismo Cortazar escribió Rayuela creyendo que solo iba a llegar al público adulto y los mayores compradores ,o prefiero decir, apreciadores de la obra terminaron siendo adolescentes. Ahí es donde el autor gana alcance y puede compartir más eficientemente su don con el resto del mundo.
Tampoco quiero decir que las obras deben (porque además quien soy para utilizar la palabra “deben”?) ser llanas y simplistas, solo no elitistas.
Borges ,por ejemplo, tiene a mi entender una forma no natural tal vez de expresarse, pero leyendo entre líneas uno termina entendiendo mucho más que siendo él más crudo y simple. No intentaba crear un laberinto de su obra sino laberintos hermosos en sus obras, y esto lo hace un infinitamente creativo y genial autor. Borges por esto tal vez también perdió receptores, pero el requiere una cierta y no excesiva cuota de entusiasmo para leer sus obras. Solicitud que no es hecha en vano.

Creo yo que los autores son quienes toman del viento las verdades que pasan por nuestros ojos ciegos durante el día a día y que gracias a ellos, su visión y poder para expresarse, nos las hacen ver de formas que nosotros jamás hubiésemos imaginado. De esta ultima palabra surge gran parte del poder de los artistas, imaginado, imaginación, uno de los pilares fundamentales de sus obras. Si uno contempla una verdad, porque no compartirla? Aunque uno crea estar en lo cierto y no lo este.
Principalmente creo que esto sirve para no cansar al espectador, al menos al que no quiere perderse en un laberinto a la hora de intentar disfrutar una obra y entender algo más que el autor desea compartir con el. Que no se canse, que entienda, que disfrute y si hay suerte que comparta. De esa manera ganará un aliado, uno más de los que “ven”. Cuantas personas más leerían un libro, apreciarían una pintura o escultura o lo que sea si no se tendría la concepción errónea que el arte serio es aburrido y es aburrido por complicado? Por arte serio me refiero al no completamente popular y por popular me refiero a la música de moda, a las películas que son como buscadoras de calor, como los misiles, pero que buscan el calor de un culo en la butaca, el dinero en sus bolsillo y la compra del pochoclo en la puerta; del bestseller que apunta al momento aunque no siempre sea desagradable, etcétera, etcétera.
El artista tendría que intentar abarcar no seleccionar, menos quienes intentan expresar una crítica. Que seria del Guernica sin ser crudo como es? Quien hubiera sido Cobain sino no se hubiera expresado como lo hizo? Aunque no digo que sea serio, solo algunas de sus temáticas. Que hubiera sido de Cortazar, de Kundera, Cervantes, Wilde, José Hernandez, etc? Y de Pink Floyd, Janis Joplin, Morrison y quien más te guste. Que hubiera sido de sus criticas?
Pero no, sus excelentes criticas, crudas y en la mesa, el mensaje entregado y plasmado, calcado, entendido y sentido por todos quienes prestaron sus ojos y sus oídos. Ese es un artista, ese es el poder de un artista, más allá de laberintos y frustraciones.