jueves, 18 de septiembre de 2008

Adeus

El lunes pasado estaba desayunando medio dormido como siempre, cuando escucho Comfortably Numb en la televisión (en mi casa se tiene la espantosa costumbre de mirar/escuchar el noticiero con el desayuno), al escucharlo abro un poco más los ojos y mi vieja se da cuenta y me dice:- Viste, murió el cantante de Pink Floyd-.Eso me despertó.
No le contesté. Dejé la tostada sobre la mesa y fui a corroborar la noticia.
En la pantalla veo a Gilmour cantando el tema que mencioné antes en el recital de P.U.L.S.E y abajo en el graph se leía Murió Richard Wright, integrante de la banda británica Pink Floyd.
Para ser sincero leer esto me alivio un poco. -No es el cantante, es el tecladista, ma.- Le dije como reprochándole el susto.
Al parecer falleció de un tipo de cáncer no especificado y dieron un poco de información sobre su vida.
A decir verdad no me dolió mucho, el tecladista no era exactamente mi favorito en la banda, pero era parte. Estos flacos tienen 60 y pico de años. Algunas veces no lo creo. Me sorprende pensar que estos tipos, estos viejos, tocaban hace 30 años (30 años!) lo que yo considero como el mejor rock y más completo. Pero bueno, no me voy meter en subjetividades.

Fue una noticia rara, inesperada.

Cortazar escribió una vez, creo que en Un Tal Lucas, que uno antes de morir muere varias veces. Muere un poco con cada persona que conocía y daba por sentado, que le gustaba algo de lo que este hacia y que uno lo siente en cierta forma cercano. Tanto con los personajes conocidos como con familiares y amigos. Es como que se acumulan las muertes en el mundo que uno conoce hasta que de ese mundo lo poco que queda es uno y todo lo demás se ve transformado, así hasta que sucede la última transformación, es uno quien muere. El sintió esto por primera vez cuando escuchó que Charles Chaplin había muerto.

Hace poco, enrocándome en la Web, vi en una página al azar que había fallecido Arthur C. Clark. Me sentí muy mal cuando lo leí. Arthur C. Clark fue el primer autor que leí a conciencia, el primero del que leí varios títulos, que disfrute realmente, con quien pase muchas tardes leyendo en mi casa hasta que se hacia de noche. Leí toda la saga de Rama y varios títulos más. Fue cuando casi no me gustaba otra cosa que no sea Ciencia Ficción. Además este escritor tiene una completa relación con mi viejo. Con la relación que yo tenia con él cuando era más chico. Cuando iba a su casa me contaba o comentaba los cuentos y libros que leía de A.C.C y después me los prestaba para que los lea yo. Creo que leí todos los libros de este autor que mi viejo tiene en su biblioteca. Después me compré algunos yo y otros que me regalaron mi vieja y hasta mi hermano.
Fue diferente con otros autores porque la mayoría ya estaban muertos. Con este durante mucho tiempo esperé que salgan nuevos títulos. Después comencé a darme cuenta que había demasiados segundos autores en sus obras y ya prácticamente no eran suyas. Los escritores fantasmas o segundos nombres casi siempre son los autores reales de los libros, noté. Pero volviendo al momento en que escuché que había fallecido, no me gustó. Me cagó parte del día esa noticia y me hizo eco durante varios días más. Es como si se hubiese cerrado una puerta que no sabia que estaba abierta y ahora saber que nunca más se va a abrir. Como si se hubiese cerrado una época. Casi indignado me sentia.
No es tanto la muerte del autor, creo que es también lo que uno crea alrededor de las obras, como por ejemplo la relación con mi viejo. Igualmente lo creado alrededor puede perdurar, pero parece quedar como incompleto. Cuando un autor muere lo que queda alrededor de la obra se siente más lejano, más irreproducible, como si se sedimentasen los recuerdos. Esto uno ya lo sabe pero esta clase de hechos suele reconfirmarlo. Es extraño, una suerte de nostalgia al notar que hay un futuro que queda anulado.

Con Richard Wright tanto no me pasó porque, como dije antes, no era ni cerca mi preferido en la banda y hablar de Syd Barret, bueno, es para un texto más extenso.

Igual no puedo evitar pensar lo feo que puede llegar a ser el momento en que escuche noticias parecidas de Roger Waters o Gilmour. Voy a sentir cerrarse otras puertas.

Supongo que “ces´t la vie” y uno debe ir haciéndose a la idea. No queda mucho más que esto.
Así y todo se percibe algo de indescifrable en lo que se siente al momento de escuchar este tipo de noticias. El saber que alguien que uno jamás conoció realmente ya no esta más se encuentra entre lo superficial y lo místico a mi parecer.


Igualmente, lo bueno de los artistas es que se trascienden en sus obras, sus libros y su música , por lo que de alguna manera siempre van a estar, aunque algo, tal vez una casi imperceptible profundidad al momento de leer o escuchar algo de ellos parezca faltar porque, al menos para mi, me es imposible dejar de relacionar el autor con sus obras.



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Ahora, Is there anybody out there?
A alguien más le pasa algo parecido a esto?


Por lo pronto: Suerte Richard. Saludos a Syd.